1. Lámparas con agua y sal
“No solo es un producto, es un movimiento social”. Estas palabras encabezan la web de Salt, un proyecto que trata de abastecer de luz a las más de 7.000 islas de Filipinas, algunas de las cuales tienen muy complicado el acceso a la electricidad. Como sucede en muchos lugares rurales del mundo, las principales fuentes de iluminación nocturna son las peligrosas lámparas de queroseno. Las de Salt funcionan a base de sal y agua. Sus promotores aseguran que con esta fuente de energía pueden dar luz ocho horas al día durante seis meses, que es el tiempo en el que hay que sustituir los consumibles.
La lámpara de sal utiliza una solución de un vaso de agua mezclada con dos cucharadas de sal – incluso es posible utilizar agua salada del mar – para proporcionar 8 horas de luz. El electrodo puede durar hasta un año, dependiendo de la frecuencia y la duración de su uso, y el proceso de su fabricación tiene una huella muy baja. Filipinas es el tercer país más propenso a los desastres naturales y este equipo podría ser utilizado, tambien, en estas situaciones.
Las lámparas de sal también tienen la capacidad para cargar teléfonos inteligentes y otros dispositivos, aunque el objetivo principal de la compañía es conseguir que estas lámparas lleguen a las islas más alejadas, que es tienen mayor necesidad.
2. Energía del sol
Algunos de los lugares que más necesitan energía por la noche son los que más reciben durante el día desde el Sol. El proyecto Little Sun quiere aprovechar esto mediante unas lámparas LED diseñadas por el artista Olafur Eliasson y el ingeniero Frederik Ottesen que se cargan con energía solar durante el día. “No es caridad, sino un negocio social”, explican. En lugar de repartir estas lámparas, esta iniciativa trata de trabajar con comercios locales para distribuirlas. Puede servir tanto de lámpara como para cargar distintos dispositivos con conexión USB.
3. La pelota que da electricidad
La popularidad del fútbol en todo el mundo inspiró a la empresa Uncharted Play a idear una forma de energía que se basa en este deporte. Se trata de una pelota que se carga mientras se juega con ella mediante la energía cinética. Media hora de uso permite aportar electricidad para una lámpara LED durante tres horas. El principal reto fue, según cuentan sus responsables, fabricar un balón lo suficientemente suave para patearlo, que a la vez no se rompiera y pudiera acumular energía. Su principal problema para países en desarrollo es su precio, de casi 90 euros, que hace casi imprescindibles las donaciones para que quienes la necesitan puedan adquirirla.
4. Electricidad a pedales
Numerosas innovaciones se basan en el pedaleo humano en sustitución de otras fuentes de energía. Las usan diversos países de América Latina y África y Asia como lavadoras, bombas de agua, afiladores, arados, desgranadoras de maíz, molinos, licuadoras, descascaradoras de café, sierras... En las versiones más sofisticadas, como la Power Cycle, esta energía se acumula para después ser usada en forma de electricidad.
5. Agua del aire
El agua está (también) en el aire. Warkawater es una estructura de bambú y plástico biodegradable que sirve para recolectar el líquido que está en el ambiente en forma de niebla, rocío o lluvia. Un entramado que forma una red atrapa las gotas y las va depositado en un depósito para conseguir hasta 99 litros de agua diarios.
6. Potabilizar por muy poco
En muchos de los lugares que no tienen agua potable sí que cuentan con ella sucia y no apta para el consumo humano. Para ellos, el H2prO, el invento de una joven que quedó finalista en los Google Science Fair del año pasado, puede ser una solución. Se trata de un dispositivo con un filtro de titanio que separa los compuestos perjudiciales para dejar agua pura. Se comercializan por algo menos de 10 euros.
7. De desechos al grifo
También auspiciado por la Fundación Bill y Melinda Gates, el OmniProcessor es capaz de transformar 100 toneladas de desechos orgánicos al día en unos 80.000 litros de agua potable. La imagen del hombre más rico del mundo bebiendo lo que hasta hacía unos minutos eran aguas fecales dio la vuelta al mundo y es un símbolo que puede cambiar la vida de miles de personas en el planeta.
8. Tuberías que captan agua
Estas tuberías inteligentes, llamadas Dutyion Root Hydration System (dRHS), están fabricadas por un material extrarresistente y patentado llamado Dutyon. Su tecnología hace que capten el vapor, que una vez dentro se licua y se convierte en agua limpia que sirve para el riego. Son especialmente útiles en zonas áridas y calurosas donde es difícil que las plantas crezcan.
9. Incubadoras de bajo coste
Millones de bebés prematuros mueren en sus primeros días de vida por hipotermia. Para tratar de evitarlo han surgido varios proyectos de incubadoras de bajo coste. La Embrace, diseñada por estudiantes de la Universidad de Stanford (EE UU) es portátil, no necesita electricidad para funcionar y es barata. Cuesta 25 dólares frente a los entre 6.000 y 60.000 de una normal. Mantiene una temperatura constante de 37 grados durante seis horas gracias a unas pastillas de cera que pueden calentarse en la estufa. Algo más cara (alrededor de 300 dólares) y sofisticada, una inventada por un estudiante español puede hacer muchas de las funciones de las incubadoras más avanzadas.
10. Teleasistencia barata para atención primaria
En muchas comunidades de la Amazonía necesitan más de 10 horas para llegar al centro de salud más cercano (un hospital puede estar a días de viaje). La Fundación Enlace Hispanoamericano de Salud (EHAS) se puso a trabajar para llevar a estos lugares Wifi interconectando torres de 90 metros de altura por la selva. Gracias a ellas, técnicos no médicos pueden hacer pruebas con estetoscopios inalámbricos unidos a un software de videoconferencia que el médico puede seguir en directo a grandes distancias. También desarrollaron un telemicroscopio y teleecografía, de forma que se puede monitorizar la salud de pequeñas poblaciones remotas sin necesidad de hacer largos desplazamientos.
11. La nevera del desierto
Suele coincidir: algunas de las zonas más cálidas del planeta son las que cuentan con menos suministro eléctrico. Por ello, millones de personas ven cómo sus alimentos se echan a perder con facilidad. La nevera del desierto, diseñada por el profesor nigeriano Mohammed Bah Abba, funciona con el mismo sistema que los botijos. Se trata de una vasija de arcilla dentro de otra con arena mojada entre ambas. La evaporación de esa agua enfría la arena y el botijo del interior. Esto permite conservar los alimentos frescos durante semanas, reducir el desperdicio y evitar las enfermedades debidas al consumo de comida en mal estado. Además, se puede fabricar por poco más de un euro. En Nigeria, Camerún, Sudán, Níger, Chad y la República Democrática del Congo se han entregado 91.000 neveras, lo que ha beneficiado a unas 500.000 personas.
12. Bolsitas para salvar de la desnutrición
Los RUFT (Ready to use Therapeutic Food) son alimentos terapéuticos de bajo coste que se basan en una pasta de cacahuete enriquecida con otros nutrientes: todos ellos aportan la combinación necesaria para sacar a un niño de la desnutrición. Cualquier adulto puede administrarlo sin necesidad de acudir al hospital, no requiere preparación ni condiciones especiales de conservación, lo que permite estrategias de tratamiento masivo. Todo ello ha permitido que este invento haya salvado miles de vidas en países que padecen desnutrición, sobre todo entre los menores.
13. Cocinas mejoradas
Alrededor de 2.000 millones de personas cocinan con leña, algo que además de ser poco sostenible es peligroso: se calcula que cada año mueren 1,6 millones por accidentes con ella, más fallecimientos de los que causa el sida. Para evitar esto se han ideado varios tipos de cocinas mejoradas de bajo coste que van desde avances en la ventilación para evitar asfixias hasta otras más sofisticadas, como la Kyoto box, una cocina solar diseñada por el noruego Jon Bohmer que ahorra costes de energía y elimina el humo de los hogares.
14. Enfriador de leche
La leche es un alimento básico para muchos países ricos, pero también para otros emergentes, como India. Su transporte y almacenaje, sin embargo, no siempre se realiza en las mejores condiciones, dado que fallan los sistemas para mantenerla a una temperatura adecuada. El Rapid Milk Chiller (o enfriador rápido de leche) se basa en un acumulador de energía térmica que permite enfriarla rápidamente incluso cuando la corriente eléctrica cesa, algo muy común en las zonas de la India donde se ha empezado a utilizar. El invento también tiene aplicaciones para conservar medicamentos que requieren bajas temperaturas de conservación.
15. El tambor digital
El acceso a la información y el conocimiento de muchas zonas rurales de África está limitado por la carencia de ordenadores y, por supuesto, de conexión a Internet. Unicef de Uganda ha diseñado un tambor digital, una plataforma realizada con dos bidones de metal reciclados y soldados entre sí que consta de dos ordenadores portátiles, teclados resistentes al agua y paneles solares. No necesita energía eléctrica para funcionar y, además de conexión a Internet, contiene información sobre salud, educación, capacitación laboral. En los próximos años se instalarán en 50.000 aldeas de Uganda, según sus creadores.
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