LA TALA INDISCRIMINADA DE BOSQUES
La deforestación es un grave problema para la salud del planeta que nos afecta a todos y, aunque los intentos por frenarla logran discretos resultados, no consiguen revertir la tendencia. El desastre ambiental ocasionado por la progresiva desaparición de la masa forestal provoca pérdidas ambientales incalculables y de difícil posible recuperación.
En efecto, mas que hablar de árboles hemos de hablar de bosques, de ecosistemas y de todo lo que afecta o depende de ellos, y es precisamente con este enfoque como se entiende que la tala indiscriminada sea mucho más que un atentado ecológico puntual en un área completa, ya que termina afectando a todo el planeta. Sobre todo, además, porque se trata de una práctica muy extendida que se lleva a cabo a escala global, con pérdidas de más de diez millones de hectáreas de bosques.

No en vano los, los bosques son los pulmones del planeta, al tiempo que acogen una biodiversidad autóctona cuya desaparición puede provocar la extinción de especies que en muchas ocasiones se encontraban en peligro de extinción. A su vez, las poblaciones locales ven mermados (disminuido) sus recursos de supervivencia.
Entre otros casos, las Naciones Unidas lleva años advirtiendo del peligro que corren los gorilas en la gran cuenca de la República Democrática del Congo, cuyo hábitat está tomado por las milicias, que logran financiarse a través del contrabando de madera y de los ricos yacimientos mineros de la zona.
Lejos de controlarse, el problema sigue de plena actualidad. En un informe de la ONU e interpol publicado esta semana (2014) se concluye que los terroristas se financian cometiendo delitos contra el medio ambiente. En concreto, los islamistas shebab somalíes, vinculados a Al Qaida, consiguen entre 38 y 56 millones de dólares del trafico de carbón de madera.

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